Descripción:
Hasta hace unos cuarenta años consistía el ritual de «la guarrina», en que al anochecer del día de San Antón se hacía la representación de la quema de una cerda recién nacida, simbolizada en una piedra de dos cuartas de larga, a la que se hacía el simulacro de quemarla viva con taramas y escobas.Una vez que acababa la simulación de la cremación, se la cogía en brazos y se la llevaba corriendo como protegida entre unas y otras y jimplando como plañideras, gritaban ¡ay mi guarrina, ay mi guarrina! hasta que llegaban a un pozo en la calle Horno…, a donde se arrojaba. Este pozo ha sido cegado porque dicen que no se utilizaba.